Esta vez Alberto Fernández no la tuvo tan fácil como en el debate de Santa Fe. Mauricio Macri se mantuvo en mejor forma, acaso entonado por la mega marcha del sábado en el Obelisco, encontró un filón en confrontar a su adversario con la corrupción del pasado gobierno kirchnerista y no soltó la presa. Ignoró la formalidad de los temas propuestas para llevarlos una y otra vez al recuerdo de los grandes escándalos del pasado Gobierno y dejar pasar sutilmente las denuncias que pesan sobre el suyo.
El debate en el aula magna de la Facultad de Derecho comenzó con seguridad y Macri le recordó a Alberto Fernández el escándalo de la importación de efedrina durante sus años como jefe de Gabinete, causa en la que estuvo involucrado el empresario Hugo Sigman, muy cercano al kirchnerismo y uno de sus principales aportantes.
"Llegaron a importar 20.000 kilos de efedrina por año. Esos 20 mil kilos sirvieron para producir droga y transformarnos en productores del narcotráfico internacional. Nosotros no transamos con la droga", lo desafió y no encontró respuesta. Lo acusó de proteger a la organización terrorista Hezbollah, considerada terrorista este año e indicada como responsable del atentado a la AMIA.
El candidato peronista, que había ocupado sus dos minutos en vincular la inseguridad a la desigualdad, se defendió diciendo que el consumo de droga "ha aumentado estos años y eso quiere decir que el negocio ha proliferado. Vamos a tratar el tema con menos marketing y más seriedad".
Luego lo responsabilizó de haber bajado el presupuesto de seguridad y negó que haya habido una baja de homicidios que Macri había promocionado al final de su ponencia. "Me preocupa su optimismo: el año pasado hubo 3.262 personas asesinadas. No creo que sus familias se hayan sentido protegidas. Hablemos de verdad".
"Presidente, en materia energética lo que hizo es llenar los bolsillos de sus amigos. Hablemos en serio", repitió su latiguillo Fernández. El duelo habría seguido en los camarines, cuando se fueron al corte. Según relataron varios testigos, el presidente le retrucó la mención a su falledido padre y el ex jefe de Gabinete lo calificó de "inmoral".
Macri se jactó de haber creado un millón de empleos "pero la mayoría en negro", con la certeza de que su rival ya no podría responderle y así fue, porque Espert le preguntó si el kirchnerismo era una asociación ilícita y lo obligó a hablar de eso. "Cuando tuve diferencias, renuncié y me fui a mi casa. Y desde que me fui nunca un juez me citó a dar explicaciones. No es la suerte del presidente, que cuando deje el Gobierno lo esperan más de 100 causas donde está siendo investigado ", retrucó.
Los cruces por corrupción continuaron en el bloque sobre federalismo y calidad institucional, que Espert abrió con la propuesta de eliminar la coparticipación federal porque "hay muchas provincias que son feudos" y volvió a pegarle a los sindicatos y a pedir que tengan sólo cuatro años de mandato.
Lavagna fue por el sentido inverso: pidió "un replanteo territorial. Una política tributaria y crediticia a favor del interior. Propongo una nueva ley de coparticipación. Un sistema automático, dónde la nación ceda más recursos a las provincias".
Pero los ojos están puestos en la grieta. "Son tantas las diferencias que tenemos, que ellos no aceptan, no creen, no ven, que Maduro es un dictador. Eso ya marca una enorme diferencia entre nuestra visión de la democracia y la visión de ellos", abrió ese tramo Macri, que esta vez no tuvo respuesta de Fernández sobre el presidente de Venezuela.
"Lo único que reconoce Alberto Fernández de nuestro gobierno es haber normalizado el INDEC. Qué paradoja, porque él fue el que firmó el primer decreto interviniéndolo", lo chicaneó.
Aunque sabía que era el tramo en que más se hablaría de corrupción, Alberto ocupó sus dos minutos en sobreactuar su federalismo y recordar manejos de Macri con la justicia (nombramiento de jueces por decreto y control de la Magistratura). Recién citó los casos de corrupción del actual Gobierno en una de sus respuestas y a las apuradas.
"Quisiera que el presidente se ocupe seriamente de la calidad institucional. Los argentinos quisiéramos saber qué ocurrió con los parques eólicos, cómo fue que su hermano terminó blanqueando dinero cuando la ley se lo prohibía y qué va a hacer con el Correo", enumeró los principales casos de corrupción el peronista.
El debate en el aula magna de la Facultad de Derecho comenzó con seguridad y Macri le recordó a Alberto Fernández el escándalo de la importación de efedrina durante sus años como jefe de Gabinete, causa en la que estuvo involucrado el empresario Hugo Sigman, muy cercano al kirchnerismo y uno de sus principales aportantes.
El candidato peronista, que había ocupado sus dos minutos en vincular la inseguridad a la desigualdad, se defendió diciendo que el consumo de droga "ha aumentado estos años y eso quiere decir que el negocio ha proliferado. Vamos a tratar el tema con menos marketing y más seriedad".
Luego lo responsabilizó de haber bajado el presupuesto de seguridad y negó que haya habido una baja de homicidios que Macri había promocionado al final de su ponencia. "Me preocupa su optimismo: el año pasado hubo 3.262 personas asesinadas. No creo que sus familias se hayan sentido protegidas. Hablemos de verdad".
José Luis Espert, mucho más terrenal que en Santa Fe, criticó el garantismo del ex juez de la Corte Eugenio Zaffaroni y prometió impedir los cortes de calle. "Conmigo, se termina (el líder de la Ctep Juan) Grabois", prometió y luego anticipó que pedirá bajar a 14 años la edad de imputabilidad.
Juan José Gómez Centurión, otra vez con problemas para respetar los tiempos del debate, propuso blindar la frontera y aprovechó para pedir el blanqueo del salario de sus camaradas de las fuerzas de seguridad. Del Caño, que volvió a evocar las manifestaciones en Ecuador y también las de Chile, denunció a las fuerzas de seguridad, citó la muerte de Santiago Maldonado y se sorprendió con un contrataque de Macri, quien consideró "falsas" las denuncias previas a encontrar el cadáver del activista. El candidato de izquierda se ganó la risas de la audiencia cuando comparó a Pichetto con "Miki" Vainilla, el personaje de Petter Capussotto.
Lavagna volvió a sufrir sus problemas de timing televisivo, con un bache que asustó a sus asesores cuando después de decir que no quería ni mano dura ni mano blanda, se mantuvo varios segundos en silencio y lo rompió para recordar que si es presidente combatirá la violencia de género. Se había trabado.
Su lapsus tensionó a su hijo Marco Lavagna y el candidato a diputado Alejandro "Topo" Rodríguez, que lo miraban desde la primera fila desde uno de los laterales del salón. En el otro lateral estaban los invitados más buscados: en la primera hilera Marcos Peña, Jaime Durán Barba, Juliana Awada y Fernando D'Andreis; y en la segunda Sergio Massa, Eduardo "Wado" De Pedro y el núcleo duro albertista: su novia Fabiola Yañez, Santiago Cafiero, Matías Kulfas, Cecilia Todesca y Marcela Losardo.
Miguel Pichetto llegó cuando faltaban 20 minutos para el inicio y se ubicó en el centro del salón, junto a Mario Negri y Diego Santilli. Detrás estaba la escuadra peronista con los diputados Juan Cabandié, Mayra Mendoza, Victoria Donda, Fernando "Pino" Solanas y el candidato a senador Mariano Recalde. Entre los invitados especiales se hizo notar el dueño de Fiat Cristiano Rattazi y, en la primera fila, Graciela Fernández Mejide y León Arslanián.
El bloque siguiente fue sobre empleo, producción e infraestructura, Macri dijo que "dio vuelta la energía después de la peor de la historia", pero aprovechó para recordar todos los casos de corrupción en la obra pública. "Hoy nosotros publicamos las licitaciones de Vialidad en la web, antes se robaban la plata de las obras y no lo digo yo: lo dicen los jueces", señaló y recordó "De Vido, los bolsos de López", en referencia al ex ministro de Planificación y el ex secretario de Obras Públicas, José López.
Macri aprovechó todos los tramos del debate para hablar de la corrupción del kirchnerismo. Alberto le respondió pero no logró hacerlo reaccionar con menciones a las denuncias contra su Gobierno.
Alberto lo ignoró y prefirió empezar hablando de empleo, uno de los puntos débiles de la gestión presidencial. "La Argentina tiene la tasa de desempleo más alta de los últimos 13 años. Es razonable: el presidente piensa que el trabajo es un costo. El trabajo registrado es la mejor garantía de paz social. Para que el trabajo vuelva vamos a poner en marcha a las pymes", recitó el candidato de Todos.
Luego se defendió de las acusaciones de obra pública citando a Franco Macri, fallecido el año pasado. "Usted en el clan Macri no vio la corrupción en la obra pública. Después cuando su padre murió nos contó que era el responsable. Hablemos en serio", lo señaló y el jefe de Estado lo cruzó de inmediato.
"Es de muy mal gusto citar a una persona que no está en este mundo y no se puede defender. Pero claro, teniendo que tapar los 51 contratos de obra pública de Lázaro Báez, los bolsos de (José) López, la efedrina. Es difícil creer que usted no vio nada. Los departamentos de Muñoz, las valijas de Antonini Wilson. Los vio Lavagna del otro lado de la calle y usted que estaba en la oficina de al lado dice que hubo 'un descuido ético' de Néstor y Cristina. ¿Cómo puede ser que no viste nada?", respondió, con una alusión a la renuncia del ex ministro en 2005 que ya había hecho unos minutos antes.
Juan José Gómez Centurión, otra vez con problemas para respetar los tiempos del debate, propuso blindar la frontera y aprovechó para pedir el blanqueo del salario de sus camaradas de las fuerzas de seguridad. Del Caño, que volvió a evocar las manifestaciones en Ecuador y también las de Chile, denunció a las fuerzas de seguridad, citó la muerte de Santiago Maldonado y se sorprendió con un contrataque de Macri, quien consideró "falsas" las denuncias previas a encontrar el cadáver del activista. El candidato de izquierda se ganó la risas de la audiencia cuando comparó a Pichetto con "Miki" Vainilla, el personaje de Petter Capussotto.
Lavagna volvió a sufrir sus problemas de timing televisivo, con un bache que asustó a sus asesores cuando después de decir que no quería ni mano dura ni mano blanda, se mantuvo varios segundos en silencio y lo rompió para recordar que si es presidente combatirá la violencia de género. Se había trabado.
Su lapsus tensionó a su hijo Marco Lavagna y el candidato a diputado Alejandro "Topo" Rodríguez, que lo miraban desde la primera fila desde uno de los laterales del salón. En el otro lateral estaban los invitados más buscados: en la primera hilera Marcos Peña, Jaime Durán Barba, Juliana Awada y Fernando D'Andreis; y en la segunda Sergio Massa, Eduardo "Wado" De Pedro y el núcleo duro albertista: su novia Fabiola Yañez, Santiago Cafiero, Matías Kulfas, Cecilia Todesca y Marcela Losardo.
Miguel Pichetto llegó cuando faltaban 20 minutos para el inicio y se ubicó en el centro del salón, junto a Mario Negri y Diego Santilli. Detrás estaba la escuadra peronista con los diputados Juan Cabandié, Mayra Mendoza, Victoria Donda, Fernando "Pino" Solanas y el candidato a senador Mariano Recalde. Entre los invitados especiales se hizo notar el dueño de Fiat Cristiano Rattazi y, en la primera fila, Graciela Fernández Mejide y León Arslanián.
El bloque siguiente fue sobre empleo, producción e infraestructura, Macri dijo que "dio vuelta la energía después de la peor de la historia", pero aprovechó para recordar todos los casos de corrupción en la obra pública. "Hoy nosotros publicamos las licitaciones de Vialidad en la web, antes se robaban la plata de las obras y no lo digo yo: lo dicen los jueces", señaló y recordó "De Vido, los bolsos de López", en referencia al ex ministro de Planificación y el ex secretario de Obras Públicas, José López.
Macri aprovechó todos los tramos del debate para hablar de la corrupción del kirchnerismo. Alberto le respondió pero no logró hacerlo reaccionar con menciones a las denuncias contra su Gobierno.
Alberto lo ignoró y prefirió empezar hablando de empleo, uno de los puntos débiles de la gestión presidencial. "La Argentina tiene la tasa de desempleo más alta de los últimos 13 años. Es razonable: el presidente piensa que el trabajo es un costo. El trabajo registrado es la mejor garantía de paz social. Para que el trabajo vuelva vamos a poner en marcha a las pymes", recitó el candidato de Todos.
Luego se defendió de las acusaciones de obra pública citando a Franco Macri, fallecido el año pasado. "Usted en el clan Macri no vio la corrupción en la obra pública. Después cuando su padre murió nos contó que era el responsable. Hablemos en serio", lo señaló y el jefe de Estado lo cruzó de inmediato.
"Es de muy mal gusto citar a una persona que no está en este mundo y no se puede defender. Pero claro, teniendo que tapar los 51 contratos de obra pública de Lázaro Báez, los bolsos de (José) López, la efedrina. Es difícil creer que usted no vio nada. Los departamentos de Muñoz, las valijas de Antonini Wilson. Los vio Lavagna del otro lado de la calle y usted que estaba en la oficina de al lado dice que hubo 'un descuido ético' de Néstor y Cristina. ¿Cómo puede ser que no viste nada?", respondió, con una alusión a la renuncia del ex ministro en 2005 que ya había hecho unos minutos antes.
"Presidente, en materia energética lo que hizo es llenar los bolsillos de sus amigos. Hablemos en serio", repitió su latiguillo Fernández. El duelo habría seguido en los camarines, cuando se fueron al corte. Según relataron varios testigos, el presidente le retrucó la mención a su falledido padre y el ex jefe de Gabinete lo calificó de "inmoral".
Macri se jactó de haber creado un millón de empleos "pero la mayoría en negro", con la certeza de que su rival ya no podría responderle y así fue, porque Espert le preguntó si el kirchnerismo era una asociación ilícita y lo obligó a hablar de eso. "Cuando tuve diferencias, renuncié y me fui a mi casa. Y desde que me fui nunca un juez me citó a dar explicaciones. No es la suerte del presidente, que cuando deje el Gobierno lo esperan más de 100 causas donde está siendo investigado ", retrucó.
Los cruces por corrupción continuaron en el bloque sobre federalismo y calidad institucional, que Espert abrió con la propuesta de eliminar la coparticipación federal porque "hay muchas provincias que son feudos" y volvió a pegarle a los sindicatos y a pedir que tengan sólo cuatro años de mandato.
Lavagna fue por el sentido inverso: pidió "un replanteo territorial. Una política tributaria y crediticia a favor del interior. Propongo una nueva ley de coparticipación. Un sistema automático, dónde la nación ceda más recursos a las provincias".
Pero los ojos están puestos en la grieta. "Son tantas las diferencias que tenemos, que ellos no aceptan, no creen, no ven, que Maduro es un dictador. Eso ya marca una enorme diferencia entre nuestra visión de la democracia y la visión de ellos", abrió ese tramo Macri, que esta vez no tuvo respuesta de Fernández sobre el presidente de Venezuela.
"Lo único que reconoce Alberto Fernández de nuestro gobierno es haber normalizado el INDEC. Qué paradoja, porque él fue el que firmó el primer decreto interviniéndolo", lo chicaneó.
Aunque sabía que era el tramo en que más se hablaría de corrupción, Alberto ocupó sus dos minutos en sobreactuar su federalismo y recordar manejos de Macri con la justicia (nombramiento de jueces por decreto y control de la Magistratura). Recién citó los casos de corrupción del actual Gobierno en una de sus respuestas y a las apuradas.
"Quisiera que el presidente se ocupe seriamente de la calidad institucional. Los argentinos quisiéramos saber qué ocurrió con los parques eólicos, cómo fue que su hermano terminó blanqueando dinero cuando la ley se lo prohibía y qué va a hacer con el Correo", enumeró los principales casos de corrupción el peronista.
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