Las campañas políticas en La Costa


Entre el miedo, el hambre, la soberbia y el desprecio.

Exijamos el debate de todos los candidatos.


Se puede afirmar que existen tres tipos de objetivos de las campañas: activación, refuerzo y conversión.
La activación hace referencia a que los ciudadanos acabarán votando por el partido al que se sentían más cercanos.
 El refuerzo es la situación en que los entrevistados votan por la misma opción política a la que habían seleccionado inicialmente.
La conversión ocurre cuando el votante termina decidiéndose por un partido diferente del que inicialmente prefería, o en el caso de un votante indeciso en un principio, que opta por un partido diferente de aquel al que se sentía más cercano.
Si bien las campañas se dan dentro de estas modalidades, no debemos olvidar que refleja la clase de relación entre dirigentes y dirigidos, y tenemos que definir las características de los vínculos entre ambas partes.
Para ello debemos analizar los antecedentes de esos vínculos, su intensidad y si constituyen un patrón cultural.

La población de La Costa se caracteriza por tener una mayoría de bajo nivel socio-económico y cultural, que depende para su subsistencia de la intervención del municipio, como fuente tanto laboral como alimentaria. 
De esta manera, los vínculos entre la población y los candidatos tienen un lazo muy fuerte en el que ambas partes reconocen la relación de fuerza. Ambas partes manejan la situación jugando con la necesidad y el miedo. En estas circunstancias no hay campaña electoral que valga ya que el grado de dependencia es muy reconocida por ambas partes.

Las otras fuerzas políticas requieren otro tipo de campaña, en la que debe construirse un vínculo el que no tendrá la firmeza de aquél que ostenta el oficialismo.
En estas condiciones la unión candidato-elector es más lábil del punto de vista afectivo; la racionalidad interviene con mayor intensidad y el elector debe ser conquistado. De esta forma las acciones políticas tienen que estar bien elaboradas en su concepción, así como la forma de acceder a la candidatura o acciones proselitistas deben ser de una u otra forma aprobadas.

Así quedan definidos dos tipos de juego entre las partes y, en consecuencia, las diferentes modalidades de nexos.
Aquellos que no requieren la convicción de la gente, cuando el voto es el resultado de una relación de fuerzas, con el miedo como intermediario, se consideran eximidos de explicar los programas de gobierno. Es la soberbia que otorga la fuerza y la violencia del poder en las relaciones humanas.
Podremos solicitar especificaciones programáticas pero muy difícilmente accederán a darlas. Se consideran dueños de los votos y no van a arriesgarse al ridículo.

Los otros candidatos, los que se someten a la decisión popular, buscarán el apoyo de la mayor cantidad de población posible, tanto explicando como con la cercanía física para establecer un nexo afectivo. En este intercambio ambas partes se enriquecen con el diálogo.

Sin embargo, dentro de esta categoría de candidatos hay algunas excepciones, aquellos que, por su formación política ancestral, asumen que el poder que les concede un cargo en el gobierno provincial les da “chapa” suficiente para no exponerse a la crítica ciudadana.
Saben que deben fundamentar sus proyectos porque serán examinados exhaustivamente, buscarán inevitablemente la protección de asesores. Ante un error el asesor cumple la función más importante, cargar con los costos protegiendo la imagen del “Patroncito”.

Por lo general darán explicaciones para no debatir, solicitarán se les entregue un cuestionario el que devolverán oportunamente.
Esta actitud es tan despreciable como los que hacen clientelismo;

¿Por qué? .... Muy simple, violan la esencia y el espíritu de la democracia, se están colocando al mismo nivel de un dictador.

¿Por qué lo hacen? ... Inseguridad, que tratan de ocultar en soberbia, es lo que primero que el elector piensa. No le atribuyen la sabiduría de un mesías, eso está reservado para los populistas.

En estas elecciones no podremos resolver los problemas del municipio, simplemente porque los candidatos con mayores posibilidades se niegan a considerarnos como ciudadanos, sus pares.

Escucharemos debatir a todos aquellos que quieran conseguir la aprobación de sus vecinos; recuerden que los votos no tienen dueño, son nuestros.









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