Además de tener una
buena cosecha este año, la esperanza para el crecimiento económico hacia el
futuro ahora también está puesta en Vaca Muerta. Así, los dos grandes
salvadores de la economía argentina pasan a ser la pampa húmeda (el viejo dicho
de que con una buena cosecha nos salvamos), con la idea de que el campo
produzca millones de toneladas de granos, y Vaca Muerta. Pero es un grosero
error creer que ambas son riquezas: son recursos naturales que no generan nada
si previamente no están dadas las condiciones institucionales como para que se
invierta y se trabaje en ellas.
Como primera reflexión
recordaría que la pampa húmeda existía antes de febrero de 1852. Ganada la
batalla de Caseros, pudimos tener una Constitución Nacional -el marco
institucional- como la de 1853. Esta ley máxima estaba inspirada en las ideas
de Juan Bautista Alberdi, que dieron lugar al impresionante crecimiento
económico de Argentina.
Recién en 1880,
lograda la consolidación nacional, logramos salir eyectados al crecimiento.
Hasta ese momento la pampa húmeda era solo un recurso natural que no podía
explotarse por los conflictos internos y los malones de indios que venían desde
Chile a robar el ganado, matar a los colonos y secuestrar a sus mujeres y
niños. Bajo esas condiciones era imposible transformar un recurso natural.
Gracias a la conquista del desierto de Roca, que evitó que la Patagonia cayera
en manos del país vecino, es que se expandieron las fronteras de producción,
aparecieron los ferrocarriles y los inmigrantes llegaron a trabajar la tierra
sin miedo. En 1895 y 1896 Argentina pasó a ser el país con el mayor ingreso per
cápita del mundo.
Puesto de otra manera,
si Argentina quiere terminar con la pobreza, la indigencia, la desocupación y
mejorar el nivel de vida de su población necesita, desesperadamente,
inversiones. Pero las inversiones van a venir si las reglas de juego son
atractivas y permanentes en el tiempo. Ahora, ¿cómo volver a recuperar las
instituciones que nos hicieron ser uno de los países más prósperos de la tierra
a fines del siglo XIX y principios del siglo XX?
De la misma forma que lo hizo la generación del 80, hoy denostada por los progres y populistas al punto tal que en las escuelas ya ni se estudia quién fue Alberdi y cuáles eran sus ideas.
De la misma forma que lo hizo la generación del 80, hoy denostada por los progres y populistas al punto tal que en las escuelas ya ni se estudia quién fue Alberdi y cuáles eran sus ideas.
¿Qué hizo la generación del '80?
Incorporó la
Argentina al mundo y ancló la calidad institucional a las instituciones del
mundo. Pasó a jugar en primera y le exigió ser muy disciplinada en materia
económica y de calidad institucional.
Irlanda, el tigre celta
Un caso reciente es el
de Irlanda, el tigre celta. Veamos algunas comparaciones. Argentina tiene un
territorio de 2.780.400 kilómetros cuadrados e Irlanda tiene una superficie de
70.273 km2, un poco más chica que la provincia de Formosa. La población local
es de 44 millones de habitantes y la del país europeo, 4.857.000. Digamos que
Irlanda tiene una población que es un 10% de la de Argentina y el territorio es
el 2,5 por ciento. Irlanda no tiene la pampa húmeda, ni Vaca Muerta, pero tiene
un ingreso per cápita de USD 68.886 en dólares corrientes y Argentina de USD
14.398, ambos de 2017 según el Banco Mundial. Irlanda tiene un ingreso per
cápita más alto que el del Reino Unido que está en los USD 39.954.
De acuerdo al World
Trade Organization, en 2017 Irlanda exportó USD 136.761 millones en bienes y
USD 186.080 millones en servicios (hay una leve diferencia con los datos del Banco
Mundial citados antes). Pero lo importante es tener en cuenta que exportó casi
el doble de lo que exportamos nosotros en bienes.
¿Qué tipo de bienes exportó?
Medicamentos, sangre humana, sangre animal para usos terapéuticos, helicópteros, aviones, instrumentos y aparatos de medicina, por citar algunos de los más importantes. Exportó servicios vinculados a la informática, finanzas, seguros, jurídicos. Es que Irlanda tiene un impuesto a las ganancias de las corporaciones del 12,5% que hace que muchas empresas se instalen en ese país. Es muy competitivo en materia impositiva.
Medicamentos, sangre humana, sangre animal para usos terapéuticos, helicópteros, aviones, instrumentos y aparatos de medicina, por citar algunos de los más importantes. Exportó servicios vinculados a la informática, finanzas, seguros, jurídicos. Es que Irlanda tiene un impuesto a las ganancias de las corporaciones del 12,5% que hace que muchas empresas se instalen en ese país. Es muy competitivo en materia impositiva.
¿Pero cómo logró estos
resultados el tigre celta? Sumergida en una gran crisis económica, con una
deuda pública del 116% del PBI y una desocupación que había llegado al 17%, el
otrora populista Charles Haughey, del partido Fianna Fail, decide, aun siendo
un gobierno débil, por un ajuste del gasto público para poder incorporarse a la
Unión Europea. Así, en 1987, inició una serie de recortes: en salud, un 6%;
educación, 7%, en agricultura, se redujo en un 18%; transporte y vivienda, un
11%; y el presupuesto militar se recortó 7%, según un trabajo de Benjamin
Powell.
"Se eliminó la
oficina ambientalista Foras Forbatha así como también se eliminaron el Consejo
Nacional de Servicios Sociales, la oficina de Educación Sanitaria y la
Organización de Desarrollo Regional. Mediante la jubilación temprana y otros
incentivos el empleo en el sector público se redujo en forma voluntaria en
cerca de 10.000 puestos de trabajo. El gasto público bajó del 55% del PBI en
1985 al 41% del PBI en 1990", describió Powell.
Con el tratado de
Maastricht a la vista, en 1992 Irlanda decidió, con acuerdo político, seguir
con la disciplina fiscal e incorporarse a la UE y al euro. Eso le exigió tal
disciplina fiscal que le permitió bajar el impuesto a las ganancias de las
corporaciones al 12,5% actual.
El crecimiento de
Irlanda fue por disciplina fiscal con baja del gasto público y disciplina
monetaria, pero sobre todo apertura al mundo. Fue su decisión de dejar de ser
un país aislado del mundo y decidirse a ingresar a la Unión Europea la causa
fundamental que obligó a su dirigencia política a adoptar las medidas
necesarias para poder ser competitivos.
Si Argentina logra
sortear el camino al populismo autoritario en octubre próximo, esperemos que
las nuevas autoridades entiendan que la única oportunidad de crecer y
brindarle bienestar a la población es incorporándonos al mundo.
Así como luego de la batalla de Caseros crecimos gracias a que nos incorporamos al mundo, lo mismo hizo Irlanda para crecer, y también España, el Sudeste Asiático, Chile, Perú y otros. Nuestra única oportunidad es volver a competir en primera división. Eso nos va a exigir disciplina para ser competitivos. En la medida que no queramos competir y nos conformemos con el picado del barrio, no alcanzaremos los niveles de excelencia necesarios para brindar bienestar a la población.
Así como luego de la batalla de Caseros crecimos gracias a que nos incorporamos al mundo, lo mismo hizo Irlanda para crecer, y también España, el Sudeste Asiático, Chile, Perú y otros. Nuestra única oportunidad es volver a competir en primera división. Eso nos va a exigir disciplina para ser competitivos. En la medida que no queramos competir y nos conformemos con el picado del barrio, no alcanzaremos los niveles de excelencia necesarios para brindar bienestar a la población.
Nuestro desafío es el mundo.
El que quiera
hacernos crecer en base al mercado interno está vendiendo humo para tratar de
ganar votos.
Roberto Cachanosky
Infobae.com
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