Desde la facultad de Periodismo amenazaron a los periodistas que publicaron información del caso.

Tras la desaparición de la joven, Saintout tomó el caso como bandera de la lucha contra la trata, una especie de caso testigo para enfrentar a Julio Garro.
Desde la facultad de Periodismo de La Plata se avanzó así en un esquema de contención hacia la madre de la víctima, de origen extremadamente vulnerable. Se dispusieron abogados, recursos y se encargaron de la comunicación del caso mes a mes, en nombre de esa familia.
Durante meses, ese esquema funcionó según las necesidades de Saintout. La facultad de Periodismo capitalizaba las marchas en reclamo por la aparición de Ramallo y desde el entorno de la diputada provincial controlaban sin problemas la información.
Sin embargo, el escenario cambió cuando comenzó a trascender en La Plata que había novedades en el caso. El aparato comunicacional de Saintout se activó de inmediato y se anunció por las redes sociales que la madre de la víctima no daría entrevistas. Un error grotesco, toda vez que eso de algún modo confirmaba que las versiones eran ciertas, que algo sucedía.
Días más tarde, una periodista de La Plata logró confirmar que una pericia de ADN de una pierna encontrada sobre la costa ribereña de Berisso hacía ocho meses había dado positivo sobre el de la joven desaparecida. Y publicó la información en Medium, una red social para publicar textos.
Esa noticia impactaba de lleno en el caso y demostraba las falencias de los fiscales y el equipo de abogados que dispuso Saintout. Se habían perdido ocho meses de investigación sobre la muerte de joven. Y quedó al descubierto una truculenta cadena de errores judiciales sobre un caso extremadamente delicado.
Otro dato impactante: 20 días antes del hallazgo de la pierna se había encontrado en el mismo lugar un brazo, que se presume puede pertenecer a la víctima. Los dos hechos fueron público y se conocieron en medios locales y nacionales, pero los abogados designados por Saintout no exigieron a la Justicia cotejar esos restos con el ADN de la joven.
Lo más curioso es que, una vez confirmada la noticia, desde el armado de Saintout se negaron a reconocer la existencia el informe, que la justicia federal había solicitado al cuerpo médico forense de la Corte Suprema de Justicia nacional.
De inmediato, emitieron un comunicado instando a los periodistas a no publicar información sobre el caso y allí comienza una feroz campaña de hostigamiento sobre los periodistas que difundían la noticia.
Varios comunicadores de La Plata fueron atacados en las redes sociales con amenazas de escraches por difundir la tardía identificación de partes del cuerpo de Johana Ramallo.
Por las redes pedían a la sociedad denunciar a los periodistas que publicaban información. Y amenazaron con no dejar "descansar" a quienes rompían el pacto de silencio sobre una víctima de violencia machista.
El caso llegó a los medios nacionales y aún así, desde la facultad se insistió con la idea de que la joven seguía "desaparecida". A través de las redes proclamaban como antes de la noticia, la "aparición con vida de Johana Ramallo" o "devuelvan a Johana", en una jugada mediática similar a lo sucedido con el Caso Maldonado.
Una muestra de lo hondo que impactó el caso es que desde que se confirmó que los restos humanos eran de Ramallo, Saintout no volvió a expresarse sobre el caso en las redes sociales. Tampoco lo hicieron los portales de la diputada que producen contenidos desde la facultad: Contexto y Pericia.
El caso demostró una práctica de tipo clientelar de captar familiares de víctimas sin recursos económicos, contenerlos con recursos en la Facultad e incorporarlos a actos, a cambio de embanderarse con los casos y adueñarse de esas voces.
lapoliticaonline.com
Comentarios
Publicar un comentario