Crítica Radical. Convención 2019

Frente a las difíciles peleas por el acceso al poder  de uno y otro lado, sólo escuché una crítica objetiva sobre la política instituida por Cambiemos. Fue en el documento de la UCR del 27/05/2019.

Veamos un fragmento:



Critica radical

Objetivos, logros y tareas pendientes.

 Desde el 10 de diciembre de 2015 han transcurrido 1264 días de gestión del actual gobierno de Cambiemos. Al repasar este tiempo es posible encontrar avances en áreas diversas.

Se recuperaron instituciones fundamentales del sistema republicano: la independencia de la justicia, el rol del congreso en el debate público y la disponibilidad de estadísticas confiables son tan sólo algunos ejemplos.

En política exterior, Argentina volvió a integrarse con el mundo: a nivel global organizó el G20, y a nivel regional tuvo una actitud proactiva frente a la situación venezolana. Argentina retomó el sendero de ser referente internacional en la defensa de la libertad, la democracia y los  derechos humanos.

Financieramente, se resolvió el conflicto de los “holdouts” y la salida del control de cambios (cepo).

En materia energética, Vaca Muerta se consolidó como realidad. 

En materia de seguridad se ven resultados en la lucha contra el narcotráfico. Y hubo significativos avances en la calidad, cantidad y transparencia de la obra pública. Son destacadas las gestiones provinciales iniciadas en este proceso, con características similares como la recuperación del estado (en casos como los de
Buenos Aires, Mendoza y Jujuy, estados devastados por las gestiones anteriores), el combate contra las mafias y la corrupción, el esfuerzo por cambiar y ampliar la matriz productiva con la incorporación de proyectos de energías renovables en casi todos los casos, el desarrollo del Foresto Industrial en Corrientes, el desarrollo del clúster vinculado al litio y la transformación urbana de la Ciudad de Buenos Aires, son algunos ejemplos de esas buenas administraciones.

Sin embargo, la macroeconomía nunca pudo salir por completo de la compleja situación estructural que se agravó en los últimos años de la administración kirchnerista: precios relativos retrasados (cepo al dólar y tarifas congeladas) en un proceso inflacionario en curso, elevado déficit fiscal, y falta de crecimiento y de creación de puestos de trabajo en el sector privado.
 
La fragilidad coyuntural volvió a mostrarnos las vulnerabilidades históricas, que hicieron eclosión en 2018. Con todo, de las crisis típicas recurrentes de la historia reciente Argentina, es la única que se ha transitado sin alterar la institucionalidad económica (sin cepo, sin romper contratos, desconocer deuda o como en el 2009 apropiándose sin reglas claras del ahorro de los trabajadores). Ese año cerró con una fuerte recesión, una mega-devaluación y una inflación orillando el 50%. Hoy la economía se encuentra atrapada, y ello lo sienten también todos los argentinos.

Se partió de un diagnóstico en donde se subestimó la importancia del impacto de la corrección del atraso tarifario en la economía de los hogares y las empresas. Y se avanzó en una política monetaria
y financiera propia de una economía sana, aún antes de sanear la economía.

Todos estos desafíos, a la vez, requerían de un amplio consenso político y social para la solución de estos problemas estructurales. La UCR acercó propuestas para hacer más sostenible el avance en
estas soluciones profundas. Algunas de estas propuestas fueron luego implementadas.

Hoy, en esta Convención de Parque Norte, los radicales tenemos la obligación de revisar estos resultados, mientras nos hacemos responsables de lo que nos compete. Eso implica poder
preguntarnos ¿qué fue lo que en 2015 no miramos o miramos mal, no diagnosticamos o diagnosticamos mal, delegamos y no deberíamos haber delegado?
Asumir que el mayor problema post Gualeguaychú fue no definir con precisión que el país requería de una coalición de gobierno y no sólo una coalición electoral.

En Gualeguaychú se aprobó una plataforma de gobierno, alineada con nuestra visión del país y con una perspectiva de futuro, sin embargo, su aprovechamiento quedó soslayado por las tensiones del momento.

Salir del populismo, que pretendía reemplazar reglas por discrecionalidad, instituciones por imposiciones, y que alimentaba un presente de manera artificial a costa de un futuro que nos
acercaba a la fractura cada vez más rápido, es un primer paso. Pero no podemos quedarnos ahí; conformarnos sólo con hacer anti-populismo es un objetivo demasiado limitado si lo que
pretendemos es transformar la Argentina, sacándola del sendero de decadencia que arrastra desde hace ya tanto. Y ello es todavía más cierto en vista de las complejidades que muestran las
democracias actuales, más aún la nuestra. Sólo el éxito en mejorar sostenidamente la calidad de vida de nuestros compatriotas -en especial de aquellos sectores más vulnerables- alejará definitivamente los fantasmas del populismo en nuestro país.

UCR
Convención  del 27/05/2019

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