Hay un femicidio cada 30 horas.
Las víctimas son cada vez más jóvenes.
En lo que va de enero ya son 10 las mujeres muertas por violencia de género en el país. La muerte de Agustina Imvinkelried, de apenas 17 años, esta semana, conmovió a la sociedad y reinstaló el debate en torno al tema.
En el video que más tarde se hizo viral se la ve a Agustina Imvinkelried, de 17 años, acompañándose con un ukelele, mientras canta una canción de Residente. Cuando esas imágenes se hicieron populares, Agustina ya no estaba. La habían matado tras haber salido a bailar con sus amigas en la localidad santafesina de Esperanza, el último sábado. Su asesino, un vecino de esa localidad, de 39 años, se ahorcó antes de que la policía llegara a su casa a interrogarlo.
Pocas horas después de conocido el hecho cientos de personas marcharon en Esperanza y Santa Fe conmovidos por un crimen que conmovió al país entero. En esa ocasión, el colectivo Niunamenos de Santa Fe a través de sus cuentas en las redes sociales hizo pública la exigencia de “políticas públicas efectivas de protección a las mujeres, lesbianas y trans”. Y cerraron el mensaje con una frase contundente: “basta de matarnos”.
El de Agustina fue uno de los más resonantes femicidios de un enero de 2019 que ya suma una decena de casos, uno cada dos días, mientras otra muerte -la de Carla Soggiu, que desapareció después de accionar dos veces el botón antipánico y ayer apareció muerta en el Riachuelo- era investigada por la Justicia. Al cierre de esta edición no estaba claro si se trataba de un femicidio.
Desde Casa del Encuentro, una ONG que elabora una estadística sobre femicidios desde 2008, Ada Rico, su presidente, dice que en lo que va de 2019 fueron 10 los crímenes de mujeres registrados en el marco de la violencia de género.
“La estadística no sorprende por su número, dado que estamos hablando de un caso cada 48 horas en 2019, cuando el promedio para el país en 2018 fue de uno cada 32 horas. Pero lo que conmueve especialmente es el descenso de las edades de las víctimas, una tendencia que se verifica en los últimos años y que se expresa en el caso de Agustina”, dice Rico.
Para la dirigente, los otros dos rasgos característicos de los femicidios en los últimos años es que son cada vez más visibles y que eso hace que se ponga en evidencia la característica cruenta de muchos de los crímenes.
Las estadísticas de Casa del Encuentro indican, además, que el 60% de los victimarios son parejas o ex parejas, que más del 60% de las víctimas tenían entre 19 y 50 años y más del 15% era menor de 18 años.
Flavia Centurión, desde la ONG platense Las Mirabal, que brinda contención a mujeres víctimas de violencia de género, dice que “tanto las estadísticas oficiales como las elaboradas por ONGs muestran claramente el aumento femicidios y de todo tipo de violencias contra las mujeres en todo el país”.
Según Centurión “ en la provincia de Buenos Aires, el Ministerio Público Fiscal ha reconocido un considerable aumento de los delitos sexuales contra las mujeres (en cinco años aumentaron 60% las denuncias por violaciones y abuso”, mientras que hoy se realiza una denuncia cada cuatro minutos y medio por violencia de género.
Para Centurión, “este panorama pone de manifiesto una problemática social de dimensiones epidémicas (según la ONU) que afecta específicamente a las mujeres y que demuestra el fracaso o una rotunda insuficiencia de las políticas para prevenir, erradicar y sancionar la violencia de género. Además, las políticas públicas existentes están signadas por sub-ejecuciones y recortes presupuestarios”,
En el mismo sentido, la también platense Estela Díaz, Secretaria de Igualdad de Género de CTA a nivel nacional, cuestiona la actuación estatal frente al fenómeno, opinando que se trata de “respuestas parciales, insuficientes, discontinuas y con escasísimos recursos” .
En el pedido de mayores y más efectivas respuestas ante el fenómeno por parte del estado coinciden distintos referentes.
Ada Rico destaca la necesidad de capacitar al personal de los organismos que intervienen en la problemática.
“Recientemente se ha aprobado una ley que apunta a la capacitación de efectores de la Justicia. Junto a esta medida, otra que debería implementarse es el uso de tobilleras electrónicas para los agresores con restricción perimetral, a través de medidas cautelares”.
Centurión, por su parte, pone el acento en trabajar más el tema en las escuelas, para favorecer un profundo cambio cultural.
“Actualmente en todos los niveles del ámbito educativo es muy escaso el tratamiento de la temática de género, dependiendo de las autoridades de cada establecimiento, quienes a veces recurren a ONGs que acuden gratuitamente a hablar del tema”, dice Centurión.
Para la dirigente, a la falta de capacitación de los agentes de los organismos que intervienen en la problemática se suma “la falta de personal y la precarización edilicia de los lugares destinados a la atención de mujeres en situación de violencia, que provocan que muchas desistan de denunciar o no continúen con los trámites judiciales”
Y pone un ejemplo: “Desde Las Mirabal comprobamos que el promedio de espera para hacer una denuncia en la Comisaría de la Mujer es de tres horas y sin baño, porque desde enero de 2018 ese organismo tiene el baño para el público clausurado”.
Eldia.com
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