Generalidades:
El fenómeno del abuso sexual infantil es un problema que lo han padecido los niños desde siempre, en todas las culturas durante mucho tiempo y aún hoy es negado.
En nuestro país empieza a emerger la toma de
conciencia sobre este problema que podemos decir que todavía permanece
en gran parte desconocido.
La estigmatización social, la vergüenza, el sentimiento de culpa, la negación, la ocultación, la duda, la banalización, el catastrofismo, el alarmismo, el “secreto profesional”, ... mantienen a las víctimas en una conspiración de silencio de la que, en muchos casos, participa el resto de la sociedad y los propios profesionales encargados de la atención al niño que asisten, en silencio, impasibles a este problema.
La sensibilización por parte de profesionales y asociaciones para la prevención del maltrato infantil, la repercusión en los medios de comunicación social ante determinados casos, han provocado que en esta década se le haya comenzado a prestar atención como un problema de graves consecuencias individuales y sociales.
La estigmatización social, la vergüenza, el sentimiento de culpa, la negación, la ocultación, la duda, la banalización, el catastrofismo, el alarmismo, el “secreto profesional”, ... mantienen a las víctimas en una conspiración de silencio de la que, en muchos casos, participa el resto de la sociedad y los propios profesionales encargados de la atención al niño que asisten, en silencio, impasibles a este problema.
La sensibilización por parte de profesionales y asociaciones para la prevención del maltrato infantil, la repercusión en los medios de comunicación social ante determinados casos, han provocado que en esta década se le haya comenzado a prestar atención como un problema de graves consecuencias individuales y sociales.
El maltrato sexual a menores es una forma de maltrato
infantil con unas características especiales por los efectos en los niños, las
características de los agresores y las circunstancias en que se producen. La
propia naturaleza de los hechos y las circunstancias que los rodean hacen que
la magnitud de este problema sea desconocida, si bien los pocos datos que
conocemos inducen a pensar que es un problema
social y de salud de primer orden.
Cualquier niño de cualquier edad y clase social puede ser víctima de abusos sexuales que no siempre se va a tratar de un acto físicamente violento, ya que el agresor se puede servir de promesas o amenazas para implicar a la víctima. Los abusos sexuales adquieren formas en las que no existe contacto físico, además de formas como la explotación sexual, el turismo sexual con menores, la pornografía infantil, ...
Tampoco podemos ignorar la utilización perversa por parte de padres del abuso sexual con alegaciones falsas en casos de separación y divorcio.
También podemos considerar el abuso sexual desde la educación y a la vida familiar por defecto, es decir, considerar como abusivo un ambiente familiar en el que toda forma de sexualidad sea proscrita y rechazada, tanto en los gestos como en los diálogos entre padres e hijos, y por exceso con una educación permisiva y sexualizada.
El abuso sexual provoca problemas psicológicos-emocionales que pueden aparecer inmediatamente después de la agresión, en la adolescencia si se produjeron en la infancia o incluso en la edad adulta si no lo comunico a nadie o no recibió las ayudas necesarias.
Cualquier niño de cualquier edad y clase social puede ser víctima de abusos sexuales que no siempre se va a tratar de un acto físicamente violento, ya que el agresor se puede servir de promesas o amenazas para implicar a la víctima. Los abusos sexuales adquieren formas en las que no existe contacto físico, además de formas como la explotación sexual, el turismo sexual con menores, la pornografía infantil, ...
Tampoco podemos ignorar la utilización perversa por parte de padres del abuso sexual con alegaciones falsas en casos de separación y divorcio.
También podemos considerar el abuso sexual desde la educación y a la vida familiar por defecto, es decir, considerar como abusivo un ambiente familiar en el que toda forma de sexualidad sea proscrita y rechazada, tanto en los gestos como en los diálogos entre padres e hijos, y por exceso con una educación permisiva y sexualizada.
El abuso sexual provoca problemas psicológicos-emocionales que pueden aparecer inmediatamente después de la agresión, en la adolescencia si se produjeron en la infancia o incluso en la edad adulta si no lo comunico a nadie o no recibió las ayudas necesarias.
Cuando un niño es víctima de abuso sexual lo puede comunicar
con palabras, pero también puede expresarlo con cambios en su conducta o
actitud, siendo necesario en ambos casos creer al niño, hacerle ver que el
único responsable es el agresor y hacerle sentir seguro y protegido frente al
agresor y la repetición de los abusos.
Las importantes repercusiones que tiene en el desarrollo psicoemocional del niño y los diferentes problemas psicológicos - psiquiátricos que pueden provocar, así como para su diagnóstico y tratamiento hacen que los servicios de salud mental tengan un papel relevante en la atención al abuso sexual infantil.
Por otra parte, está el agresor que también requiere de atención por los problemas y patologías que han dado lugar a que cometiera el abuso y las implicaciones legales que este acto conlleva.
La falta de coordinación entre los diferentes profesionales implicados en casos de abuso sexual prolonga innecesariamente la investigación social y criminal, dificulta el tratamiento y la rehabilitación psicológica, y hace que la situación, que suele ser confusa para los profesionales, trascienda a la víctima, el niño.
Es necesario facilitar un tratamiento integrado que implique a la víctima, al agresor y a sus respectivas familias en el caso de que el agresor sea también un niño.
El tratamiento y trabajo en equipo entre profesionales de diferentes disciplinas es esencial cuando se trata de abordar el problema del abuso sexual infantil. La intervención en el abuso sexual infantil también debe incluir ayudar a descubrir los servidores que ofrecen material pornográfico, las redes de prostitución infantil, los operadores del turismo sexual ... Nos enfrentamos por tanto a un problema complejo, cuyo abordaje requiere de una intervención multidisciplinaria e intersectorial y de la cooperación necesaria de todos los profesionales implicados (servicios sociales, salud, salud mental, educación, policía, justicia...)
La prevención diseñando y desarrollando programas dirigidos no solo a los niños en riesgo de convertirse en objeto de abusos o explotación sexual, sino también en medidas preventivas como la autoestima del niño y no centrarse solo en el niño sino también en personas del entorno del niño como los padres y profesores.
Las importantes repercusiones que tiene en el desarrollo psicoemocional del niño y los diferentes problemas psicológicos - psiquiátricos que pueden provocar, así como para su diagnóstico y tratamiento hacen que los servicios de salud mental tengan un papel relevante en la atención al abuso sexual infantil.
Por otra parte, está el agresor que también requiere de atención por los problemas y patologías que han dado lugar a que cometiera el abuso y las implicaciones legales que este acto conlleva.
La falta de coordinación entre los diferentes profesionales implicados en casos de abuso sexual prolonga innecesariamente la investigación social y criminal, dificulta el tratamiento y la rehabilitación psicológica, y hace que la situación, que suele ser confusa para los profesionales, trascienda a la víctima, el niño.
Es necesario facilitar un tratamiento integrado que implique a la víctima, al agresor y a sus respectivas familias en el caso de que el agresor sea también un niño.
El tratamiento y trabajo en equipo entre profesionales de diferentes disciplinas es esencial cuando se trata de abordar el problema del abuso sexual infantil. La intervención en el abuso sexual infantil también debe incluir ayudar a descubrir los servidores que ofrecen material pornográfico, las redes de prostitución infantil, los operadores del turismo sexual ... Nos enfrentamos por tanto a un problema complejo, cuyo abordaje requiere de una intervención multidisciplinaria e intersectorial y de la cooperación necesaria de todos los profesionales implicados (servicios sociales, salud, salud mental, educación, policía, justicia...)
La prevención diseñando y desarrollando programas dirigidos no solo a los niños en riesgo de convertirse en objeto de abusos o explotación sexual, sino también en medidas preventivas como la autoestima del niño y no centrarse solo en el niño sino también en personas del entorno del niño como los padres y profesores.
El marco de obligada referencia que es la Convención de los
Derechos del Niño de Naciones Unidas de 1989 que establece en los artículos:
19. Los Estados Parte adoptarán todas las medidas
legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger
al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o
trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual,
mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante
legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.
34. Los Estados Parte se comprometen a proteger al niño
contra todas las formas de explotación y abusos sexuales. Con este fin, los
Estados Parte tomarán en particular, todas las medidas de carácter nacional,
bilateral y multilateral que sean necesarias para impedir: a. La incitación o
la coacción para que un niño se dedique a cualquier actividad ilegal
39. Los Estados Parte adoptarán todas las medidas apropiadas
para promover la recuperación física, psicológica y la reintegración social de
todo niño víctima de cualquier forma de abandono, explotación o abuso, tortura
u otra forma de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, o conflictos
armados. Esa recuperación y reintegración se llevarán a cabo en un ambiente que
fomente la salud, el respeto de sí mismo y la dignidad del niño.
En España, la Ley de Garantías de los Derechos de la
Infancia y la Adolescencia en la Comunidad de Madrid, establece en el artículo:
43. Referente a la atención sanitaria especifica que la
rehabilitación y mejora de la salud comprenderá todos los aspectos físicos,
psíquicos y sensoriales.
44. Los menores que sufran malos tratos físicos o psíquicos,
en el seno de su familia, institución o entorno, recibirán protección especial
de carácter sanitario, asistencial y cautelar urgente según requiera cada caso específico,
corresponsabilizándose para ello las Administraciones públicas de la Comunidad
de Madrid implicadas.
También se especifica que:
ü La
explotación del niño en la prostitución u otras prácticas sexuales ilegales
debe ser combatida y los responsables llevados a la justicia, debiéndose asegurar
la sanción pertinente de cumplimiento efectivo.
ü Lo
mismo ocurre con la explotación del niño en espectáculos o materiales
pornográficos, los responsables sancionados judicialmente.
ü Toda
persona o autoridad, y especialmente aquellos que por su profesión o función,
detecten una situación de riesgo o posible desamparo de un menor lo comunicaran
a la autoridad o sus agentes más próximos, sin perjuicio de prestarle el
auxilio inmediato que precise.
ü Las
autoridades y las personas que por su profesión o función conozcan el caso
actuarán con la debida reserva. En las actuaciones se evitará toda
interferencia innecesaria en la vida del menor.
ü En
situaciones de riesgo de cualquier índole que perjudiquen el desarrollo
personal o social del menor, que no requieran la asunción de la tutela por
ministerio de la Ley, la actuación de los poderes públicos deberá garantizar en
todo caso los derechos que le asisten y se orientará a disminuir los factores
de riesgo y dificultad social que inciden en la situación personal y social en
que se encuentra y a promover los factores de proyección del menor y su familia.
ü Los
titulares de los Servicios de Salud y el personal sanitario de los mismos,
están especialmente obligados a poner en conocimiento de las autoridades
pertinentes de la Autoridad Judicial o del Ministerio Fiscal, aquellos hechos
que puedan suponer la existencia de desprotección o riesgo infantil, así como
colaborar con los mismos para evitar y resolver tales situaciones.
Desarrollar un Programa de Atención del abuso sexual
infantil que abarque específicamente la formación de profesionales, estudios
epidemiológicos, atención, prevención del abuso sexual, y en su conjunto supone
implicar tanto a los profesionales del ámbito de la salud, sanitarios y no
sanitarios, como a instituciones públicas y privadas relacionadas con la
atención a la infancia en la detección, intervención y prevención de abuso
sexual (maltrato infantil).
Debe incluir:
ü Elaboración
de un Programa de Atención al abuso sexual infantil desde el ámbito sanitario
dentro del Plan de Atención a la Infancia.
ü Involucrar
a la red sanitaria a través de su participación.
ü Diseñar
y ejecutar campaña de información a través de los documentos específicamente
elaborados para los profesionales sanitarios
ü Formación
de los profesionales mediante cursos teórico-prácticos, creación de grupos de
trabajo e implicación de la red de atención a la infancia, y seguimiento de los
casos detectados.
ü Establecer
un sistema de registro y vigilancia epidemiológica.
ü Atención
a los casos de abuso sexual según las necesidades del niño y las
características propias de este problema.
ü Desarrollo
de actuaciones preventivas del abuso sexual infantil desde el ámbito sanitario.
ü Participación
e integración del dispositivo de Salud Mental en el programa.
Objetivos que se pretenden alcanzar.
1. Sensibilizar y formar a los profesionales sanitarios en
el problema del abuso sexual infantil.
2. Conocer las características epidemiológicas del abuso
sexual infantil que puedan ser detectados desde el ámbito sanitario y su morbimortalidad.
3. Disponer de datos fiables que permitan elaborar de
programas destinados a la promoción de los derechos y el bienestar de la
infancia, y la prevención, detección y tratamiento de los casos de abusos
sexuales.
4. Crear una red de informantes que a partir de este
programa puedan continuar desarrollando esta labor de sensibilización y
vigilancia epidemiológica.
5. Mejorar la atención sanitaria a los niños con presunto /
abuso sexual considerando las particularidades de este problema, identificando
y atendiendo los casos desde la situación de niños / familias en riesgo
6. Prevenir el abuso sexual infantil, tanto de la aparición
de casos como a través de la detección precoz e intervenciones sobre las
secuelas y posibles repeticiones.
7. Incrementar la participación en los programas de detección
desde otros ámbitos (escuelas, servicios sociales, etc.).
8. Implicar al dispositivo de Salud Mental en la atención al
abuso sexual infantil y la coordinación con otros servicios.
Instituto Madrileño del Menor y la Familia.
Comunidad de Madrid
Comentarios
Publicar un comentario