GUÍA PARA LOS DOCENTES
El Comité de los Derechos del Niño define el castigo
corporal o físico como todo castigo en el que se utilice la fuerza física y que
tenga por objeto causar cierto grado de dolor o malestar, aunque sea leve. En
el ámbito educativo, se trata de pegar a los estudiantes (“manotazos”,
“bofetadas”, “palizas”), con la mano o con algún objeto.
También puede
consistir en, por ejemplo, dar puntapiés, zarandear o empujar a los
estudiantes, arañarlos, pellizcarlos, morderlos, tirarles del pelo o de las
orejas, obligarlos a ponerse en posturas incómodas, producirles quemaduras,
obligarlos a ingerir alimentos hirviendo u otros productos, como en el lavado
de boca con jabón.
El Comité opina que el castigo corporal es siempre
degradante.
También hay muchas formas de castigo que no son físicas, pero que son igualmente crueles y humillantes.
Entre éstas se cuentan los castigos en que se menosprecia, se humilla, se asusta, se amenaza o se ridiculiza al estudiante. Además, el mero uso de la fuerza física por parte de una persona que es de mayor tamaño y tiene más fuerza que el estudiante transmite un claro mensaje de poder, control e intimidación, confirmando el hecho de que los actos de agresión física se entrecruzan con la agresión psicológica.
También hay muchas formas de castigo que no son físicas, pero que son igualmente crueles y humillantes.
Entre éstas se cuentan los castigos en que se menosprecia, se humilla, se asusta, se amenaza o se ridiculiza al estudiante. Además, el mero uso de la fuerza física por parte de una persona que es de mayor tamaño y tiene más fuerza que el estudiante transmite un claro mensaje de poder, control e intimidación, confirmando el hecho de que los actos de agresión física se entrecruzan con la agresión psicológica.
CONSECUENCIAS:
El castigo físico o corporal tiene graves consecuencias en
la salud mental y física de los estudiantes y ha estado vinculado al lento
desarrollo de las aptitudes sociales, la depresión, la ansiedad, el
comportamiento agresivo y la
falta de empatía
o atención hacia
los demás.
Por consiguiente, el castigo corporal no sólo es perjudicial para el estudiante o el niño al que se dirige, sino también para los docentes, cuidadores y otros estudiantes y niños, ya que provoca dificultades mucho mayores que se han de superar.
Por consiguiente, el castigo corporal no sólo es perjudicial para el estudiante o el niño al que se dirige, sino también para los docentes, cuidadores y otros estudiantes y niños, ya que provoca dificultades mucho mayores que se han de superar.
El castigo corporal también genera resentimiento y
hostilidad, haciendo difícil que los maestros mantengan buenas relaciones con
los estudiantes y estos con los maestros en las aulas. Asimismo, hace que la
labor de los docentes sea más dura, menos gratificante y sumamente frustrante.
Además, impide que los estudiantes aprendan a reflexionar de modo crítico, a
tomar decisiones morales adecuadas, a cultivar el control de sí mismos y a
reaccionar ante las circunstancias y frustraciones de la vida de forma no
violenta.
Ese tipo de castigo muestra a los estudiantes que el uso de la fuerza ya sea verbal, física o emocional, es aceptable, especialmente cuando se dirige a personas más jóvenes y débiles. Esa sanción da lugar a un mayor número de incidentes de acoso y a una cultura general de violencia en las escuelas.
Poner fin a la violencia en la escuela.Ese tipo de castigo muestra a los estudiantes que el uso de la fuerza ya sea verbal, física o emocional, es aceptable, especialmente cuando se dirige a personas más jóvenes y débiles. Esa sanción da lugar a un mayor número de incidentes de acoso y a una cultura general de violencia en las escuelas.
GUÍA PARA LOS DOCENTES- UNESCO
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