Cuando la sociedad avala la violencia docente, ¿qué nos está pasando?

El mundo de la aceptación, de la no discriminación, que propone que todos somos iguales (ricos o pobres, blancos o negros, jóvenes o maduros) es el mismo mundo en el que los niños no son respetados, en el que los adultos mayores molestan, en el que pensar de una forma diferente a la políticamente correcta, es delito. 

Ese mundo, nuestro mundo, hoy es violento. Nos preocupa la violencia del barrio, la violencia hacia las mujeres , la violencia resultado de la droga (el consumo y más el negocio), la verbal, la política, la escolar, la de los hogares que ya no son hogares porque han dejado de ser refugio para convertirse en campo de batalla.

Hay muchas formas de ejercer la violencia, su germen está en la falta de respeto hacia el otro.

La violencia escolar instalada está frecuentemente avalada por la indiferencia de la sociedad y atropella todos los derechos del niño; empieza con el simple hecho de no escuchar, no atender las necesidades de los infantes y lo único que logra es educar en la violencia que difunde y consolida.

Esa estructura omnipotente comienza a ser erosionada por la denuncia de los padres cuyos hijos son afectados.

Aquí está la denuncia:

Unos pocos padres comienzan a defender a sus hijos y emprenden una lucha absolutamente desigual porque debe contener a su hijo, intentar explicar lo inexplicable, transmitir los conceptos de conducta pacífica y, simultáneamente, tratar que se adapte a los malos tratos a los que los someten sus maestros cotidianamente.


Las víctimas, madre e hijo, son victimizadas en múltiples oportunidades pero la peor agresión la tienen de sus propios vecinos que los intimidan por el simple hecho de denunciar a la prepotencia de la sociedad.


¿Por qué los vecinos de Pavón intimidan a niño y desesperan a la madre que quiere paz y tranquilidad para que su hijo se desarrolle adecuadamente?

No es muy difícil de suponer... "No quieren modificar su "status quo", su modo de vida y las ventajas que obtienen manteniendo un "orden" al cual están sometidos económica y políticamente; romper esa inercia los expone a una vida incómoda, más compleja, menos asistida. Sus hijos pierden la oportunidad y el derecho de la defensa de su futuro que sacrifican en pos de una supervivencia miserable.
Comprendo la situación y me duele el resultado final.
¿Que és lo que me lleva a esta triste conclusión?
Una muy simple: los vecinos que los persiguen y  pretenden su silencio son muchos más que aquellos que piden se analice el problema.
Pongamos los conceptos en su lugar, la decisión de Paola no divide a la comunidad de Pavón, sólo expone la división existente donde la mayoría la quiere fuera de su seno.
¿Dónde encontrará cobijo?

Seguimos conversando con padres  de la escuela Nº 22 de Pavón y nos hallamos con signos de bullying entre sus alumnos con agresiones que pusieron en riesgo la integridad de los chicos.

La madre entrevistada hizo una excelente descripción de los orígenes de la violencia en la escuela.


A esta altura de los acontecimientos, con el resquebrajamiento de la actitud de los padres, el silencio de los docentes, directivos y consejeros escolares, considero imprescindible que tome riendas en el asunto alguna institución  superior como el Ministerio de Educación, que investigue los hechos que se han denunciado y corrija las distorsiones educativas en ese centro, si las hubiere.

No asumimos a priori culpabilidades, sólo pedimos
que se sea justo, y se protejan a los niños
en su futuro y su integridad.
 


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